lunes, 28 de septiembre de 2009

Ya no es casualidad

Estamos ante una oportunidad histórica de pelear por ascender a Primera División. Sí, ya lo sé, prudencia, partido a partido, esto es muy largo, el liderato es anecdótico, etc.

Pero no es el puesto que, circunstancialmente, ocupa el equipo, lo que invita al optimismo sino su forma de jugar. Perfectamente podríamos ir cuartos o quintos y el análisis sería el mismo: este equipo sabe a lo que juega, es aguerrido, solidario y comprometido. En su campo, el Cartagonova, y vista la dinámica actual, va a ser difícil doblegarlo teniendo en cuenta, además, lo enchufada que está la hinchada. Por lo tanto, cualquiera que entienda un poco de fútbol sabe ya, a estas alturas, que el Cartagena va a ser serio candidato a luchar por algo más que por mantener la categoría.

¿Por ascender? Es complicado, pero lo cierto es que la oportunidad está ahí. Equipos mucho más poderosos que el Cartagena darían lo que fuera por estar inmersos -el liderato es lo de menos- en la dinámica positiva en la que se encuentra el Efesé. Conseguir este momento dulce en el que nos encontramos es, pienso yo, lo más complicado que hay en el fútbol y, por lo tanto, tenemos que amortizarlo al máximo. En ello, quién lo iba a decir, nos puede ir la posibilidad de luchar por subir a Primera División.

Sé, como digo, que este tipo de reflexiones se salen del discurso políticamente correcto pero, del mismo modo que sería una estupidez pensar que nuestra obligación es ascender y venirse abajo por una derrota (pensamiento éste, que es el que se trata de evitar a toda costa con las consignas de humildad y lucha por permanencia) también lo sería no darse cuenta de que este equipo tiene los mimbres y el artesano necesarios para confeccionar, con ayuda de todos nosotros (afición, prensa, etc.) un cesto como nunca antes se había hecho en Cartagena. Además, si el Cartagena llega a Navidades en el grupo de cabeza, a tiro de los puestos de ascenso -algo que no sería disparatado- no me cabe la menor duda de que los futbolistas (y el propio Presidente, si hay que reforzar la plantilla), echarán el resto y se conjuraran para lograr pelear por el mismo.

La afición, por tanto, no debe desfallecer. Debe seguir apoyando como si fuéramos el más humilde entre los humildes; perdonando los errores en el campo y aplaudiendo a rabiar los aciertos, arropando, en definitiva, a este Cartagena que, nos está haciendo paladear los mejores momentos de nuestra historia.

El próximo sábado será el primer reto. Huele a partido trampa frente a un filial atípico (con muchos jugadores veteranos) en el que no contaremos con el factor sorpresa del ambiente y buen juego que sí descolocaron a rivales como Rayo y Castellón. El filial "groguet", al tratarse de un recien ascendido, como nosotros, ya cuenta con que en Segunda todos los rivales y todos los campos son difíciles, por lo que vendrán preparados para lo peor y será difícil cogerlos desprevenidos. Lo bueno es que su estrella, Cristóbal, fue expulsado el sábado pasado frente al Albacete y será baja en el Cartagonova. También lo será su entrenador, Juan Carlos Garrido, que tendrá que ver el partido desde una grada, esperemos, atestada de público.


sábado, 26 de septiembre de 2009

Imágenes del Efesé en el Fifa 2010



Para los amantes de los videojuegos aquí dejo unas capturas de cómo luce el Efesé en el Fifa 2010 sacadas de los foros de EOL. Se trata de Pascal Cygan y de Mariano con la primera y segunda equipación que, como vemos, no llevan publicidad. Esta es una de las lamentables consecuencias de haber tardado tanto en cerrar el acuerdo de esponsorización. Se ha perdido la oportunidad de publicitar Teatro Romano entre los millones de usuarios que compran este videojuego y que, ahora, no verán publicidad alguna en la camiseta del Efesé virtual cada vez que juegue con él, o contra él en sus PC´s y consolas. En fin, ellos sabrán.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Viñetas del Efesé


Hoy he descubierto el blog de Milde de Cu, en el que elabora viñetas relacionadas con la actualidad blanquinegra, que suelen tener como protagonistas a nuestros jugadores. Algunos de sus guiones me han parecido muy agudos y divertidos así que he pensado que estaría bien darle publicidad entre los que visitais Efesemanía y no lo conocíais aún. Más humor gráfico sobre el Efesé en http://yosoyunmaison.cu3dots.es/

lunes, 21 de septiembre de 2009

La prueba del 9

Me decía el sábado un compañero de grada que, quizás, sería bueno iniciar una guerra civil o dar un golpe de estado. Supuse que estaría descontento con la delicada situación económica que vive nuestro país y con los desmanes del gobierno actual de la Nación pero, para mi sorpresa, este buen aficionado siguió razonando que, de este modo, se suspendería la competición liguera en todas las categorías y el Cartagena sería ya equipo de Primera División.

Me pareció, lo confieso, una propuesta un tanto atrevida pero tengo para mí que, seguramente, a lo largo de la Historia, muchas guerras se hayan iniciado por motivos más estúpidos y, desde luego, menos importantes que ver al Efesé en Primera División, nada menos.

Bromas aparte, yo creo que lo que subyace bajo este tipo de mordaces comentarios de la afisión, no es otra cosa que la certeza de estar asistiendo a un momento histórico en la biografía de nuestro fútbol local, unida, paradójicamente, a la incertidumbre de no saber, realmente, a qué aspira el equipo tras este espectacular inicio liguero. La versión políticamente correcta, la que sostienen los profesionales y los aficionados más prudentes, sigue diciendo que ya sólo faltan cuarenta puntos para asegurar la permanencia y que como nos ilusionemos demasiado, corremos el riesgo de encajar mu malamente la primera derrota, y acabar pidiendo la hora para no descender a segunda b.

La otra, la que casi nadie se atreve a exponer en voz alta, viene a decir que un equipo que consigue 10 puntos de 12 ante rivales como el Rayo o el Castellón, es capaz de eliminar al Elche en Copa del modo en el que ocurrió todo, y juega como está jugando éste; si, además de todo eso, es capaz de no perder en el Ruiz de Lopera, es que se trata de un firme candidato, como mínimo, a pelear por los puestos de arriba.

Así las cosas, el próximo partido ante el Betis, parece haberse convertido en una especie de "prueba del 9" que sirva para calibrar cuáles son realmente nuestras posibilidades en la categoría. Si el equipo es capaz de salir invicto de allí, creo que el Cartagena, definitivamente, se habrá granjeado el respeto de todos los rivales que, a partir de ese momento, comenzarán a verlo como algo más que un exótico líder provisional. Si, por el contrario, salimos goleados, el Cartagena tendrá que seguir buscando su lugar (que no necesariamente tiene por qué ser en el que nos haya puesto, circunstancialmente, el Betis) la jornada siguiente frente al peligroso filial del Villarreal.

Yo lo que digo es que estoy disfrutando como nunca.


lunes, 14 de septiembre de 2009

Líderes en solitario

Tras tres jornadas disputadas en la División de Plata el Efesé, ahora sí, es líder en solitario por delante de otros 21 equipos, muchos de ellos de renombre. Es para mirar la clasificación una y otra vez y no creerlo. Nuestro equipo, 21 años inmerso en un lodazal de descensos, ascensos frustrados y desapariciones, saca pecho y presenta su candidatura, como ya dije en este blog, a equipo revelación de la temporada.

Mas no hay que olvidar que todo esto es anecdótico. Las críticas vertidas por muchos aficionados durante las últimas 24 horas, apaciguadas hoy por la contundencia del liderato, deben servir para advertirnos a todos de nuestra condición de tigre de papel, gigante con pies de barro, o cualquier otra metáfora que se quiera emplear. Un mal resultado, una actuación desafortunada de uno de nuestros jugadores, puede convertir la euforia y el optimismo que hoy nos embarga, y que ha sido decisivo para ganar a algunos rivales, en críticas despiadadas que sirvan, justamente, para todo lo contrario.

El papel de la afición, la actitud del entorno, es fundamental y JIM lo sabe. De ahí los continuos llamamientos a la calma y la prudencia de entrenador y jugadores; nadie quiere que desaparezca ese clima de positivismo con el que todos estamos tan a gusto. Pero en Cartagena somos muy especiales. Recien ascendidos y ya nos creemos con derecho a exigir que el equipo golee en un campo donde, por ejemplo, el Real Madrid solo pudo empatar el año pasado.

Esto no quiere decir, claro está, que en la medida de las posibilidades del equipo, no haya que ser exigentes. Ayer, es cierto que, en momentos puntuales, dió la sensación de que pudo hacerse algo más, y de que se escaparon tres puntos que parecían dirigirse a nuestro zurrón tras los excepcionales primeros minutos del equipo y la ventaja de cero a uno en el marcador. Los primeros conscientes de ello son los jugadores y el entrenador. Pero pienso que se debería ser algo más condescendiente con un equipo totalmente nuevo, que encima viene de novato a la categoría.

Existe una secreta y peligrosa creencia que se halla latente en el fondo de aquellos que llevamos tanto padecido con este equipo. Esta no es otra que la sensación de que el fútbol nos debe tantas cosas que, tal vez, haya comenzado una era en la que podamos empezar a cobrárnoslo; que, al igual que le sucedió a la selección española con los cuartos de final, que una vez pasados, fue capaz de todo, quizás al Efesé le ocurra otro tanto y, una vez ascendidos a Segunda, no tengamos techo. Pero no funciona así la cosa. La cruda realidad es que el fútbol, como la vida, es caprichoso, y no tendría nada de particular que, tras este fenomenal inicio, nos acabara devolviendo a segunda b este mismo año si no andamos lo suficientemente listos. Conviene tenerlo en cuenta a la hora de formular determinadas sentencias.

Por el momento disfrutemos del liderato. A día de hoy, estamos en el mejor momento en la historia del Cartagena. Y eso tampoco hay que olvidarlo. El próximo sábado a por los 15000. Pásalo.


sábado, 12 de septiembre de 2009

Efesemania en Twitter y Facebook

Aprovecho estas horas de la mañana previa al emocionante choque contra el Irún para retocar un poco el blog e informar a sus lectores de que, después de mucho tiempo, ya es posible volver a comentar los contenidos del mismo.

Será, eso sí, a través de la red social Facebook, donde he dado de alta la página para que todo el que tenga cuenta, pueda hacer comentarios o, por lo menos, hacerse "Admirador" (ya hay 13 valientes). Esto me ahorra los quebraderos de cabeza que supondría cualquier otro sistema en el que, permanentemente, hay que estar vigilando que nadie se pase de la raya o falte al respeto. Facebook suele ser un lugar mucho más apropiado para el debate en el que la gente, al opinar con nombre y apellidos, suele comportarse.

Por otro lado, en mi afán por compaginar mis periódicas (y espaciadas) peroratas dialécticas con información "fast-food" que sirva a los aficionados para estar informados rápidamente, también he dado de alta Efesemanía en la red de microblogging Twitter. Se puede leer Efesemanía en twitter a través del siguiente enlace: http://twitter.com/efesemania. Además, las cinco últimas "micronoticias" o "reflexiones rápidas" saldrán en la columna derecha de este mismo blog sin necesidad de salirse del mismo. Para que salgan, dependiendo del navegador, puede hacer falta cargar la página un par de veces.

Por último, he colocado el botón de suscripción al feed en un lugar mucho más visible. Si alguien no tiene lector de feeds le recomiendo Google Reader (hace falta cuenta en google). Para la gente que no lo sepa, esta aplicación sirve para leer en tu buzón los titulares de los sitios web que más solemos frecuentar. Cada vez que se cuelga una noticia en estos sitios, recibes el titular en tu buzón (y el primer párrafo, si así lo deseas), evitándote la tarea de entrar uno por uno a tus webs o blogs preferidos para ver si los han actualizado.

Editado: Ahora, si quieres añadir a tu firma de un foro el último mensaje de Efesemanía en Twitter, puedes hacerlo copiando el siguiente código:
[URL="http://twitter.com/efesemania"][IMG]http://twisig.com/signature.png?username=efesemania&style=blue[/IMG][/URL]

martes, 8 de septiembre de 2009

Voces del deporte

En las últimas horas he leído, atónito, acerca de la polémica que se ha suscitado entre el club y la emisora Solo Radio Marca, a raíz de que esta última, junto a Televisión Murciana, cadena del mismo grupo, no fuera convocada a la rueda de prensa del pasado viernes en la cual se anunció el patrocinio de las camisetas del Efesé por parte de la Fundación Teatro Romano de Cartagena.

Jamás he cruzado palabra ni conozco a los profesionales de la información Pablo Muñiz y José Manuel Cascales. Es más, no fue hasta hace unos días, alertado por los comentarios favorables de algunos amigos, que intenté sintonizar esta emisora a través de mi mp3, aquí en Alicante. Para mi sorpresa, me encontré con que la emisora no solamente se escuchaba bastante decentemente sino que, además, la actualidad del FC Cartagena, en la voz de estos dos periodistas, era abordada sin dobleces y con inusitado esmero para tratarse de una cadena de carácter regional. Sin embargo, siendo esto de mi agrado, lo que más me llamó la atención (y me llenó de alborozo, puesto que en la insurgencia, por desgracia, quedamos cada vez menos) fue su estilo directo, de carácter reivindicativo y nada condescendiente, al contrario que en otros diales, con los poderes públicos; tanto de la Región como, atención, de la propia ciudad de Cartagena.

Inmediatamente advertí que, con estos dos, a políticos y periodistas bizcochables les había salido un grano en el culo. Y razoné de este modo porque desde hace tiempo defiendo la teoría de que una radio de estas características tendría muy buena acogida entre una audiencia, la cartagenera, que además de ser numerosa (ahora más que nunca), lleva mucho tiempo huérfana de una información verdaderamente independiente y comprometida con el Efesé; con un estilo de periodismo que se ubique lejos del sometimiento a los poderosos, el revanchismo personal o la pura asepsia, a la que, en el mejor de los casos, estamos acostumbrados.

Precisamente por todo esto que explico, y volviendo al tema principal, resulta paradójico que el Cartagena haya patinado tan estrepitosamente en el asunto que nos ocupa; porque no parece demasiado sensato, metiéndonos en la piel del club, poner piedras en el camino de uno de los pocos medios que, por el momento (no sabemos qué ocurrirá más tarde) más y mejor está defendiendo tus intereses y los de tus aficionados. ¿Qué ha podido suceder?

Tal y como yo lo veo, y dando por sentado que fue el club quien convocó la rueda de prensa, sólo caben dos explicaciones al por qué no se avisó a Radio Marca: la primera, y más obvia (pero con cabida, solamente, en la cabeza de aquellos que aún conserven la ingenuidad de una alpargata), es que, dada la celeridad con la que sucedió todo, se trató de un simple error, en forma de extravío de un correo electrónico o similar, que acabó afectando únicamente, qué casualidad, a las voces (del deporte) más discrepantes con la labor del Ayuntamiento. De ser este el caso, el club debería haber emitido ya, a través de su jefatura de prensa, un comunicado aclarando lo ocurrido. Hasta el momento no lo ha hecho.

La segunda explicación es más inquietante pero, al mismo tiempo, es la más secundada por una parte de la afisión a la que, últimamente, no suele fallarle su proverbial olfato. Ésta vendría a decir que algún cargo político o similar, blanco habitual de los dardos de la emisora, habría dado algún tipo de consigna para que sus informadores no fueran invitados al evento. Lo peliagudo de esta teoría es que establece una premisa de connivencia entre el poder político y el propio club, dado que únicamente este último pudo eliminar a alguien de la convocatoria que él mismo se encargó de elaborar y enviar a los medios. Esta hipótesis deja el interrogante, además, de si todo esto ocurrió con la aquiescencia de un Paco Gómez interesado en el patrocinio a cualquier precio o, por el contrario, sucede que en el club hay gente que, de tapado, obedece los mandatos de algún despechado concejal.

La cuestión no es baladí y pienso que tanto la emisora como la propia afisión, deben exigir que se aclare cuanto antes lo sucedido. Conviene recordar, eso sí, que si finalmente se demuestra alguna suerte de conchabanza entre poderes públicos y FC Cartagena para perjudicar a una emisora libre, los reproches deberán dirigirse, entonces, no sólo hacia los políticos de turno, sino también hacia el propio club, corresponsable de lo sucedido y al que, por más que nos duela, criticando, en el fondo, le estaremos haciendo un gran favor.

En fin, de momento al programa Voces del Deporte esta publicidad le viene que ni pintada; yo no tengo más remedio que alegrarme por ello y alentar a sus locutores a continuar la senda que han emprendido. Lo único que les pido, eso sí, es que, por favor, reconsideren su decisión de no asistir a más ruedas de prensa del club mientras el mismo no aclare lo sucedido. Esta situación podría alargarse indefinidamente y, aunque entiendo su frustración, creo que, de persistir en su actitud, únicamente perjudicarían a sus oyentes. Enhorabuena y ánimo.


domingo, 6 de septiembre de 2009

El Rayo y la rebelión de las masas

Sería imperdonable para alguien que tiene un blog sobre el Efesé no dedicarle hoy al equipo unas cuantas líneas, a pesar de redactar las mismas a altas horas de la madrugada; concretamente tras volver de la celebración del feliz enlace entre mi buen amigo Jorge (tan buen amigo que me permitió escaparme al partido durante el acto protocolario de las firmas) y la guapísima Lydia; blanca y radiante en el que, sin duda, habrá sido el día más feliz de su vida.

Él, Jorge, como algunos otros amigos, aún en los peores momentos, siempre creyó (creímos) que lo que estamos viviendo era posible. Y no me estoy refiriendo al hecho, anecdótico al fin y al cabo, de que el Efesé esté al frente de la clasificación en Segunda División, encandilando con su juego y presentando su candidatura a equipo revelación. No, eso es coyuntural y no sabemos si durará demasiado. Me estoy refiriendo a la circunstancia, inédita que yo recuerde, de ver a la ciudad entera rendida a los pies de nuestro equipo de fútbol local.

Obsérvese, además, que el gran logro del Efesé no es ganar a equipos como el Rayo Vallecano, remontar eliminatorias imposibles, o bordar el fútbol como hace tiempo que no se veía en el estadio. El gran mérito de este Efesé es que, poco a poco, está consiguiendo que la afisión tome conciencia de su propia importancia, enseñándole que su implicación y dinamismo tienen premio; ya tenga éste forma de gol en propia meta de un rival empequeñecido por el ambiente (como el pasado miércoles frente al Elche), o de capitulación de una casta política que, ante la presión popular (diga lo que diga el concejal, que se debe pensar que todos somos gilipollas) no ha tenido más remedio que rectificar y acceder a patrocinar, a través de la Fundación Teatro Romano de Cartagena, las zamarras del Efesé.

Esta lección, por desgracia para políticos, dirigentes y equipos rivales, es de un valor incalculable y es la misma que, modestamente, aunque con peor suerte, he intentado que aprendiera la otrora inactiva y quejumbrosa afición del Cartagena durante todos estos años. Primero fue junto al propio Jorge y otros compañeros, a través de la escasamente recordada Plataforma Salvemos al Cartago y su recogida de firmas para evitar la desaparición del equipo en 2003; más tarde, a título más personal y relajado, a través de los artículos publicados en este mismo blog que, aunque no siempre han sido del agrado de todos, invariablemente han estado impregnados de un espíritu crítico con el que se impelía al aficionado a tomar partido y no permanecer impasible; es decir, a comportarse justamente como lo hace ahora.

Yo fracasé. Quizás (antes de que me lo diga nadie) porque no soy quien para dar lecciones de ningún tipo; quizás porque no era el momento ni el lugar; o, simplemente, porque para que todo eso sucediera era imprescindible la premisa de una ilusión que sólo el Efesé, con su ascenso y sus victorias podía despertar. En cualquier caso yo no logro quitarme de la cabeza la idea (que, en el fondo, le deja a uno cierto poso de amargura) de que si el Cartagena hubiera contado con este mismo apoyo, o simplemente parecido, todos estos años en Segunda B, nos hubiéramos ahorrado muchos padecimientos y estaríamos en la élite del fútbol nacional hace ya bastante tiempo.

Sea como fuere, nunca es tarde, y aunque aún queda mucho por andar, ya nos vamos pareciendo a lo que debería ser, de una vez por todas, y para siempre, la afición del Efesé. A disfrutar.


viernes, 4 de septiembre de 2009

La "desconsideración" del asistente de Lateral Rambla


Los que me conocen saben que, a pesar de lo que pueda deducirse de mi personalidad a través de los posts que aquí escribo, en realidad, soy un impenitente amante de la broma y el cachondeo; siempre que éste, claro está, no sea de brocha demasiado gorda y contenga algo de inventiva, a poder ser, impregnada de ese gracejo cartagenero tan característico nuestro.

El estadio, y más cuando uno se encuentra rodeado de amigos, es un lugar idóneo para dar rienda suelta a esa inventiva o, simplemente, disfrutar del experimento social que supone observar a nuestros paisanos en su salsa, sometiendo a su inapelable juicio, casi siempre expresado en voz alta, las mil y una circunstancias que tienen lugar durante el desarrollo de los partidos que disputa el Efesé.

El pasado miércoles, por ejemplo, en el partido copero que nos enfrentó al Elche, con feliz desenlace para los intereses blanquinegros, me llamó poderosamente la atención un personaje cuyo comportamiento, sobre no ser nada del otro mundo, sí que me pareció extraordinariamente singular y digno de comentario. Resulta que el sujeto en cuestión (harto, como todo el estadio, de la actuación del asistente de la banda de lateral rambla), cada vez que éste levantaba el banderín y cercenaba en flor, con ello, las múltiples escapadas de los delanteros del Efesé, que se hubieran quedado solos delante del meta ilicitano Caballero; este sujeto, digo, en lugar de proferir, como buena parte de los que le rodeaban, insultos de todo tipo dedicados a los familiares de dicho asistente, esperaba pacientemente a que las iras del respetable se aplacaran para, en ese momento de relativo silencio, asegurándose de que todo el mundo a su alrededor pudiera oírle, levantarse y exclamar con voz solemne: “¡¡Línier, que sepa usted que es un desconsiderado!!”

Ni qué decir tiene que el anticlímax que, de entrada, provocaban estas palabras en el resto de extenuados aficionados que, segundos antes, competían, desgañitándose, por ver quién le dedicaba el mayor y más irrespetuoso improperio al tipo del banderín, era de órdago. Pero inmediatamente después, al comprender todo el mundo lo cómico de la situación y, sobre todo, la mordacidad que, en realidad, encerraba la dedicatoria en cuestión, pocos eran los que podían contener una sonora carcajada que, si bien no hacía olvidar el desaguisado del trío arbitral, sí que servía, al menos, para desdramatizar y tomarse las cosas con más calma. Únicamente algunos niños, que por su juventud, aún son incapaces de entender debidamente lo que significa la figura retórica de la ironía, se mostraron algo desconcertados al comprobar que una expresión tan cursi y pedante, era capaz de despertar la hilaridad de una grada que, como digo, instantes antes no escatimaba esfuerzos a la hora de articular divertidas palabrotas que ellos reproducían con orgullosa impunidad.

En fin, no seré yo quien venga ahora a descubrir el proverbial donaire del pueblo de Cartagena. Lo que sí digo es que, supuesto que lo tenemos, quizás deberíamos esforzarnos en utilizarlo más a menudo. Creo, honestamente, que es mucho más divertido y original que acordarse, sistemáticamente, de la madre de alguien; ayuda a subrayar nuestro particular “hecho diferencial” y, de paso, puede contribuir a que nuestra juventud refrene, en algo, su mal uso del lenguaje.


martes, 1 de septiembre de 2009

El primer amor

Supongamos que uno decide casarse –tras no pocos rodeos- con su novia de toda la vida. Ella no es la más guapa, ni la más rica y, para colmo, posee un terrible carácter que despierta cierto recelo entre nuestros familiares y amigos quienes, preocupados por la agitada vida conyugal que nos espera, nos invitan, disimuladamente, a pensárnoslo mejor. Sin embargo, no hacemos caso; con sus defectos y sus virtudes, es nuestra novia, y el caso, reconozcámoslo, es que estamos perdidamente enamorados de ella. Decidimos, pues, convertirnos en ministros del sagrado sacramento e iniciar nuestra vida en común.

La convivencia, claro está, es algo difícil al principio. Ya se sabe; riñas, discusiones, etc. (lo que ahora se llama incompatibilidad de caracteres) pero poco a poco, como la horma que finalmente se ajusta a su zapato, nos acostumbramos el uno al otro, se van sobrellevando las dificultades y, por descontado, dejan de preocuparnos las opiniones de los demás. Finalmente conseguimos ser esa pareja feliz por la que nadie daba un duro; con problemas de vez en cuando, sí, pero dichosos y decididos a superar juntos cualquier eventualidad que pueda traernos la vida.

Sigamos suponiendo que, pasado el tiempo, esa mujer a la que tanto amamos y que se ha convertido en pilar de nuestra propia existencia cae en desgracia y enferma. Las expectativas no son nada halagüeñas y lo que en un principio parecía tener fácil curación, deviene en una terrible enfermedad que, lentamente, va consumiendo su cuerpo, a la par que nuestro espíritu. Ella, consciente de nuestro sufrimiento y del final que le espera, nos pide que no nos aferremos a su recuerdo y un buen día, sin más, desaparece dejándonos una nota en la que nos comunica que se marcha, a morir en paz, a un lejano lugar. Su última voluntad, que decidimos respetar, es que no intentemos seguirla y que, en la medida de lo posible, consigamos rehacer nuestra vida ya que ella siempre estará con nosotros. Por supuesto, nosotros quedamos sumidos en una profunda depresión de la que, difícilmente, atisbamos salida alguna. Nos cuestionamos nuestras creencias así como gran cantidad de cosas que dábamos por sabidas. Nuestro desconsuelo es proverbial y nada ni nadie puede aplacar el odio y la tristeza que embarga nuestra alma.

Pasado el tiempo, tras no poco esfuerzo y un considerable periodo de duelo, alargado por nuestra cerrazón en no darle una nueva oportunidad a la vida, decidimos intentar volver a ser felices. Ante la insistencia de nuestros amigos, nos dejamos convencer para conocer a una joven muchacha, atractiva, simpática que, en cierto modo, nos recuerda, Dios nos perdone, a aquella que tanto quisimos una vez. Diríase, además, que a ella tampoco le caemos mal, por lo que, con no pocos reparos y cierto sentimiento de culpa, accedemos a seguir viéndonos con ella para conocerla mejor.

Poco a poco, esta joven muchacha, pizpireta y alegre, consigue, para nuestra sorpresa, devolvernos la ilusión y logra, definitivamente, que veamos la vida de diferente color. Juntos, comenzamos a vivir experiencias que, cada vez, y casi sin darnos cuenta, nos van uniendo más y más, al punto de que, sin saber cómo, llega un momento en el que no podemos vivir sin su compañía. Lo imposible ha sucedido, nos hemos vuelto a enamorar. Resolvemos que, aunque nunca olvidaremos a nuestra primera mujer, es hora de enterrar el pasado y comenzar una nueva vida sin cabida para el odio y el rencor.

Bien, puestos a hacer conjeturas, imaginemos ahora que varios años después de todo esto, en los que la relación con nuestra nueva mujer no ha hecho sino consolidarse, ocurre lo increíble: descubrimos que nuestra primera mujer aún vive. Y no sólo vive, sino que, además, está decidida a volver del lejano país en el que parece haber sanado milagrosamente, para instalarse, justamente, en la misma calle en la que vivimos nosotros. Terrible. No damos crédito. Viejos recuerdos agitan nuestra mente y, por ende, nuestro atribulado corazón que, desde que conocimos la noticia, no ha parado de latir frenéticamente. Finalmente la volvemos a ver; está algo cambiada pero sigue siendo la misma; terrible carácter y hermosa como ella sola. Sigue padeciendo, eso sí, algún que otro achaque, derivado de su antigua enfermedad, que condiciona en cierto modo su día a día pero ¿acaso habría de importarle eso a un enamorado?

Enamorado… ¿Y qué pasa con nuestra nueva pareja? Llevamos incluso más tiempo con ella que con la primera; no en vano ella fue quien nos devolvió a la vida y con la que hemos compartido los años más venturosos de la misma. Hasta el aire parece que nos falta cuando pensamos en la posibilidad de separarnos de nuestra actual mujer. ¿Qué hacer? ¿Qué cruel capricho del destino es este, que por si no hubiéramos sufrido ya suficiente, nos atormenta ahora de esta manera?

En un principio parece que nuestra primera mujer no nos lo va a poner excesivamente difícil. En un alarde de madurez, nos promete que no se interpondrá en nuestra nueva relación. Sin embargo, sabedores de que donde hubo fuego quedan cenizas, nosotros no terminamos de sentirnos a gusto con el nuevo panorama; es más, no podemos evitar mirar de reojo cada vez que pasamos por su puerta reviviendo viejos momentos y apasionados juramentos del pasado. Para colmo, y pese a su promesa inicial de dejarnos en paz, advertimos que nuestra ex se nos insinua cuando nos la cruzamos y, lo que es peor, últimamente parece haberle dado por afear públicamente la conducta de nuestra actual mujer, provocando con ello todo tipo de murmuraciones en el vecindario. Confundidos, nos preguntamos a qué obedecerá su comportamiento.

En las últimas horas el Presidente del Cartagena FC, Gómez Meseguer, parece decidido, aunque diga lo contrario, a hacer sufrir y poner entre la espada y la pared a todos esos aficionados que padecieron lo indecible con el exilio al limbo, y vuelta, del viejo Efesé; los mismos que, en el ínterin, acabaron entregando su corazón, con no pocos reparos iniciales, al Cartagonova FC (hoy FC Cartagena). Yo no sé si tiene razón o no al negarse a aceptar las condiciones de filialidad del FC Cartagena y desterrarlo de sus campos de entrenamiento; tampoco sé si es verdad que este equipo le adeuda 30,000 Euros o si continúa teniendo algún derecho federativo sobre el guardameta titular del Cartagena, Rubén. Lo que sí sé es que estas denuncias públicas, unidas a la reciente decisión de patentar la palabra Efesé como marca registrada, no son casualidad y parecen obedecer a una estrategia bastante meditada. Sobre todo teniendo en cuenta que el propio Gómez Meseguer aseguró el año pasado que no tendría inconveniente alguno en que el FC Cartagena luciera el escudo de toda la vida sin el submarino, al cual no le veía sentido alguno. ¿A qué viene entonces este repentino recelo por blindar los símbolos a base de patentes?

Lo de menos, pienso yo, sería que se tratara de una rabieta con la que se pretendiera simplemente exigir lo que a uno le pertenece. De hecho sería lo justo. Pero por lo poco que sé de Gómez Meseguer, se trata de una persona inteligente que no da puntada sin hilo y, personalmente, me aterroriza la idea de que acabe convirtiendo al viejo y "auténtico Efesé", en una especie de sombra alargada con la que chantajear emocionalmente al personal (especialmente a todos esos aficionados que, al igual que el novio de la fábula narrada más arriba, se hallarían sumidos en un continuo desasosiego y sentimiento de culpa), al objeto rapiñar lo que se pueda mientras se espera agazapado la oportunidad de convertirse en el primer equipo de la ciudad. Me parecería bastante injusto, pero sobre todo muy triste, que se acabara utilizando ese escudo (y esas siglas) para servir a tan innobles propósitos y, desde luego, se me antojaría mucho más honesto, aunque igualmente inoportuno, que el viejo Efesé diera un paso al frente y declarara abiertamente su voluntad de competir con el FCC por el favor de la sufrida afisión si es que ese, y no otro, es verdaderamente su deseo.

El mío, un tanto quimérico, sería que, aprovechando la conversión en SAD del equipo que preside (y digo preside, no posee) Paco Gómez, se encontrara la fórmula para fusionar ambas entidades al igual que se hizo en Almería con el Almería CF y el Polideportivo Almería, pero conservando escudo y fecha de fundación del más antiguo. Eso pondría fin a buena parte de los quebraderos de cabeza de muchos antiguos aficionados. Sería tanto como juntar a las dos mujeres del relato en una sola persona y disfrutar de lo mejor de cada una. Algo que, por desgracia, sólo puede ocurrir en el mundo del balompié.



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