jueves, 28 de enero de 2010

El abonicidio

A ver, tenga la bondad el amable lector de escuchar atentamente el siguiente corte perteneciente a una entrevista de Maite Fernández a Paco López, Director General del Cartagena, hecha allá por el mes de noviembre.




A continuación, léase la siguiente nota de prensa "evacuada" por el club el pasado 4 de enero.


Y por último, trátese de entender qué ha podido suceder para que un club que pretende pasar por serio se contradiga a sí mismo de manera tan bochornosa en apenas un mes, sin ofrecer más explicación a su masa social que una pírrica nota de prensa de cuatro líneas cuya redacción (léase atentamente un par de veces) no voy a detenerme a analizar por caridad cristiana.

Yo creo, sinceramente, que los aficionados del Efesé merecemos algo más de respeto por parte de la entidad. De hecho, muchos nos conformaríamos, simplemente, con que no se nos tomara por imbéciles. Que se haya decidido no reabrir la campaña de abonos en invierno es grave y desafortunado... pero puede tener un pase; que, además, se haya tomado tal decisión después de que el Director General viniera anunciando justamente lo contrario desde hace semanas me parece engañar a la gente... pero puede llegar a perdonarse; ahora bien, lo que ya me parece de traca, rayando la indecencia moral, es que, encima de todo lo anterior, se utilice a los aficionados que sacamos nuestro carné en agosto como coartada para perpetrar el "abonicidio" y se afirme, alegremente, que se hace por deferencia hacia nosotros.

Miren ustedes, métanse su deferencia por donde les quepa y dejen de insultar la inteligencia de esta afición que, de acuerdo o no, con la decisión de marras, sabe de sobra a qué obedece la misma. Aquí el objetivo no es el de respetar los derechos de nadie sino el de seguir sangrando y obligando a pasar por taquilla (en lugar de invitarlos a quedarse para siempre) a esos cientos de aficionados que, al abrigo de los buenos resultados deportivos del equipo, se han sumado a la marea albinegra. Todo ello en la presunción de que esos buenos resultados van a seguir produciéndose y el Cartagena podrá rentabilizarlos mucho mejor mediante la venta de entradas libres cada domingo, que con abonos de media temporada.

De acuerdo. A corto plazo y si los resultados siguen acompañando, esta política le reportará al club interesantes beneficios económicos. ¿Y qué? En primer lugar nadie nos asegura que el Cartagena vaya a seguir arriba toda la segunda vuelta; se corre un grave riesgo renunciando a un ingreso seguro hoy -el de los carnés de abonado- por uno incierto -el de las taquillas condicionadadas a la buena marcha del equipo- mañana. Pero eso es lo de menos. La cuestión fundamental es que, al margen de componendas económicas, el objetivo de un club de fútbol, por encima incluso de los logros deportivos, debe ser siempre el de ampliar su base social y conseguir cuantos más adeptos para la causa mejor. En este sentido, que exista gente que, a día de hoy, quiere abonarse al Cartagena y sea el propio Cartagena quien lo impida después de haberlo prometido se me antoja, además de un notable gesto de arrogancia, un dislate de enormes proporciones; una decisión contra natura capaz de hacer salir de sus tumbas (y conducirse en manifestación desde los Héroes de Cavite al estadio, si pudieran) a todos esos viejos aficionados ya fallecidos -muchos de ellos prematuramente, por culpa de alguna travesura del Efesé- que se pasaron media vida intentando convencer a amigos y familiares de que tenían que abonarse al equipo de la ciudad. Definitivamente, debe ser la primera vez que ocurre algo así en la historia de nuestro fútbol local.

Me repatea, por otro lado, que se de por sentado que todos los aficionados que no se hicieron abonados en agosto son ventajilleros a los que les importa bien poco el Efesé y que, por lo tanto, tienen bien merecida la penitencia de no poder sacarse ahora el abono aunque así lo quieran. No voy a negar que, efectivamente, hay muchos de este palo; pero también los hay que no pudieron abonarse al Efesé en verano por diferentes circunstancias. Incluso habrá quienes, a base de ir cada domingo al campo, aunque haya sido sólo a raiz de los buenos resultados, le han terminado cogiendo cariño al equipo y ahora les gustaría poseer ese carné que, además de suponerles una ventaja económica, acredita, simbólicamente, su afecto por los colores blanquinegros. Negar a todos ellos el derecho de ser abonados del Efesé, con todas las de la ley, me parece una auténtica vileza y sólo espero que nunca tengamos que vernos de nuevo en la tesitura de necesitar abonados como el comer porque presupongo que estos nos mandarán directos a paseo.

Me gustaría citar aquí, ya puestos, el caso del Hércules de Alicante, líder de la categoría, y con más motivos que nadie, por tanto, para no reabrir la campaña de abonos a mitad de temporada. Pues bien, ya ha conseguido la friolera de 1.112 nuevos abonados. ¿Qué pasa entonces? ¿Quiere esto decir que el Hércules no respeta a los abonados que confiaron en el proyecto en verano? ¿Acaso no quieren en Alicante ganar dinero con los cientos de aficionados que, a buen seguro, seguirían pasando por taquilla de aquí a final de temporada para ver un más que probable ascenso? Evidentemente que sí. Lo que pasa es que tienen la suficiente inteligencia y sensatez para darse cuenta de que un abonado más vale su peso en oro, no sólo en términos económicos, sino de fidelización e inversión para el futuro.

En fin, yo no conozco al Director General del Cartagena pero no me parece hombre que cambie de decisión demasiado a la ligera. Por lo tanto, tratando de arrojar un poco de luz sobre el asunto, debemos suponer que alguien con más autoridad que él le ha enmendado la plana. Ese alguien no puede haber sido otro que el propio Presidente cuyo carácter, valiente y altivo, lo convierten en el principal sospechoso de tomar una decisión cuyo espíritu casa a la perfección con el personaje. Es una determinación valiente habida cuenta del riesgo económico y social que se corre si el equipo flaquea; y también es una decisión altiva, en el sentido de que viene a suponer una especie de castigo para los aficionados que no acudieron a la llamada del club en agosto.

En todo caso, volviendo al comienzo del artículo, es, sobre todo, una decisión desafortunada, aderezada con un ridículo en las formas impropio de un club que aspira a mantenerse en el fútbol profesional bastantes años. Hay mucho trabajo por hacer.


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