El Cartagena se ha llevado tres puntos de oro en un partido que llevaba camino de convertirse en una calcamonía de aquel 4-4 que el propio Rayo y el Hércules de Alicante, cosecharan hace unas jornadas en feudo madrileño.
El Rayo, en los primeros 25 minutos, no fue rival para un Cartagena que se puso 0-1 (golazo de Lafuente) y se permitió el lujo de fallar un penalty -Toché- del que el santomerano se redimiría, acto seguido, rubricando el 0-2 de magnífica vaselina ante la salida de Cobeño. Inexplicablemente, empero, el Rayo consiguió llevar el partido a su terreno y, valiéndose de un mayor ímpetu y electricidad, aprovechó las dimensiones del campo para llevar a cabo transiciones rápidas y acular al Cartagena en su área. Llegado el 1-2, y visto como estaba el partido, era cuestión de tiempo que llegara el empate. Y así sucedió, ante los atónitos ojos de la hinchada blanquinegra desplazada a Vallecas y el subidón de adrenalina de un Pepe Mel que, cada día más, me parece un Manolo Jiménez disfrazado de hombre cabal, con pinta de licenciado. Así se llegó al descanso.
En la reanudación el Efesé cortó la hemorragia de llegadas al área del Rayo a base de ponerle algo más de intensidad a su juego, que no de ser fiel su estilo; el estilo que nos ha llevado hasta aquí. No estaba el horno para bollos y los jugadores del Efesé no se sentían hoy con ese plus de confianza de otras ocasiones para jugar el balón como ellos saben. El partido pudo caer de cualquier lado pero, finalmente, lo hizo del lado cartagenerista merced a un gol de Txiki a la salida de un corner botado por el recien llegado Juan Carlos Moreno (que más tarde sería expulsado). 2-3 y para casa. Delirio albinegro (o amarillo) en Vallecas. Por cierto, me pregunto para qué sirve la tercera equipación...
Conviene ser cautelosos. Frente a la alegría de haber recortado 5 puntos en dos jornadas a Hércules y Real Sociedad, se encuentra el infortunido de no haber conseguido despegar a Levante y Numancia, y las dudas que genera el juego del equipo en demasiadas fases de los partidos. Hoy, insisto, se ha podido perder perfectamente y la liga es demasiado larga como para confiar en que, a base de arreones de 10-15 minutos o jugadas a balón parado (verbi gratia, el día del Levante), será suficiente para mantenernos entre los tres primeros.
La semana que viene Real Unión de Irún en casa, sábado, ante un, se supone, atestado de público estadio Cartagonova. Los irundarras son un rival más complicado de lo que la gente cree y sería un tremendo error relajarse en este momento. Por cierto que esta semana, tras varios retrasos, llegará el "Lobo Vigil", fichaje que, al margen de su rendimiento, estoy seguro que servirá para excitar al graderio por su exotismo y su más que presumible entrega. Seguimos soñando.
El Rayo, en los primeros 25 minutos, no fue rival para un Cartagena que se puso 0-1 (golazo de Lafuente) y se permitió el lujo de fallar un penalty -Toché- del que el santomerano se redimiría, acto seguido, rubricando el 0-2 de magnífica vaselina ante la salida de Cobeño. Inexplicablemente, empero, el Rayo consiguió llevar el partido a su terreno y, valiéndose de un mayor ímpetu y electricidad, aprovechó las dimensiones del campo para llevar a cabo transiciones rápidas y acular al Cartagena en su área. Llegado el 1-2, y visto como estaba el partido, era cuestión de tiempo que llegara el empate. Y así sucedió, ante los atónitos ojos de la hinchada blanquinegra desplazada a Vallecas y el subidón de adrenalina de un Pepe Mel que, cada día más, me parece un Manolo Jiménez disfrazado de hombre cabal, con pinta de licenciado. Así se llegó al descanso.
En la reanudación el Efesé cortó la hemorragia de llegadas al área del Rayo a base de ponerle algo más de intensidad a su juego, que no de ser fiel su estilo; el estilo que nos ha llevado hasta aquí. No estaba el horno para bollos y los jugadores del Efesé no se sentían hoy con ese plus de confianza de otras ocasiones para jugar el balón como ellos saben. El partido pudo caer de cualquier lado pero, finalmente, lo hizo del lado cartagenerista merced a un gol de Txiki a la salida de un corner botado por el recien llegado Juan Carlos Moreno (que más tarde sería expulsado). 2-3 y para casa. Delirio albinegro (o amarillo) en Vallecas. Por cierto, me pregunto para qué sirve la tercera equipación...
Conviene ser cautelosos. Frente a la alegría de haber recortado 5 puntos en dos jornadas a Hércules y Real Sociedad, se encuentra el infortunido de no haber conseguido despegar a Levante y Numancia, y las dudas que genera el juego del equipo en demasiadas fases de los partidos. Hoy, insisto, se ha podido perder perfectamente y la liga es demasiado larga como para confiar en que, a base de arreones de 10-15 minutos o jugadas a balón parado (verbi gratia, el día del Levante), será suficiente para mantenernos entre los tres primeros.
La semana que viene Real Unión de Irún en casa, sábado, ante un, se supone, atestado de público estadio Cartagonova. Los irundarras son un rival más complicado de lo que la gente cree y sería un tremendo error relajarse en este momento. Por cierto que esta semana, tras varios retrasos, llegará el "Lobo Vigil", fichaje que, al margen de su rendimiento, estoy seguro que servirá para excitar al graderio por su exotismo y su más que presumible entrega. Seguimos soñando.