jueves, 21 de mayo de 2009

Los méritos de la afisión...

Estoy francamente impresionado. Cuando Toni me ha llamado para decirme que a las doce de la noche había más de cien impenitentes cartageneros (él entre ellos) a las puertas del estadio haciendo cola para conseguir una entrada de las que dan derecho a estar en El Collao el próximo domingo, no me lo creía. Es más, he supuesto que mi compañero de fatigas al lado del Efesé, estaba gastándome algún tipo de broma; suposición que he abandonado bien pronto, por cierto, cuando me ha mandado un video por el móvil que demostraba, con imágenes, todo lo que me había contado minutos antes de viva voz. Lo que hubiera dado yo, coleccionista de experiencias, por estar ahí con él, compartiendo los churros y el chocolate calentico que, al parecer, ha llevado el Ayuntamiento para hacer más llevadera la espera de los hinchas del Efesé

De verdad que estoy recuperando la fe en mis queridos paisanos, si bien no quiero ilusionarme demasiado; no vaya a ser que esto sea flor de un día o un cariño pasajero. Definitivamente algo ha cambiado en el espíritu de la hinchada este año; tiene conciencia crítica con determinadas decisiones (Fabri), anima más que nunca, se comporta señorialmente con la afición visitante, se perdonan los fallos de los jugadores y, para colmo, se es capaz de pasar la noche en vela en la puerta del estadio, con tal de conseguir una entrada para ver al Efesé intentando el ascenso de categoría en tierras alicantinas. La afisión comienza a parecerse a lo que yo siempre he demandado y, puede creerme quien lea estas líneas, que ello me llena más de felicidad (no exagero) que el propio ascenso si es que éste llega a producirse.

Recuerdo que hace tres años, con motivo de la celebración del último play-off, empeñé todo mi líquido disponible en conseguir un billete de avión que me llevara a Vecindario. Recuerdo también mi amargura al comprobar que éramos tan sólo media docena los que nos embarcamos en semejante aventura. Pensé, para mis adentros, que, a pesar de lo complicado del viaje, con semejante actitud la afisión no se merecía ascender e imaginé, por momentos, cómo hubieran reaccionado otras aficiones más comprometidas ante la misma tesitura; llegué a la conclusión de que éstas hubieran fletado aviones enteros con tal de no dejar solo a su equipo en tan trascendentales circunstancias.

Pues bien, tengo la plena seguridad de que si a día de hoy fuera necesario desplazarse a Vecindario de nuevo, iríamos bastantes más de media docena. Y todo ello a pesar de que en aquella época no había crisis económica (como ahora) y que, al menos en mi opinión, la plantilla de aquel entonces invitaba más al optimismo. No en vano había realizado una excelente campaña de la mano de Juan Ignacio Martínez, quedando primer clasificado en un grupo mucho más fuerte que el de este año. Sin embargo, cosas de la vida, no se ascendió...

Lo que quiero decir, por si no ha quedado claro, es que, seguramente, para ascender, haga falta algo más que buenos jugadores y quizás sea igual de importante, o más, que la afición, con su comportamiento, se haga acreedora de tan codiciada recompensa. Este año, al contrario que en otras ocasiones, y a pesar de que aún queda mucho que mejorar, creo que sí se están haciendo algunas cosas bien y ello, insisto, me hace tener más confianza en el ascenso que si, pongamos por caso, me dijeran que Iniesta ha fichado por el Efesé y va a jugar contra el Alcoyano el próximo domingo.


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