En mi opinión el cuerpo técnico del FC Cartagena ha planificado mal este viaje. Una semana lejos de casa para unos futbolistas a los que las concentraciones, tradicionalmente, les causan urticaria no me parece la mejor forma de afrontar el doble enfrentamiento con Salamanca y Cádiz. Jugándose en Cádiz el domingo a las 21 horas yo hubiera sido más partidario de volver a casa el mismo miércoles por la noche, con el descanso mental que ello supone para el jugador, y viajar a Cádiz el viernes o el sábado.
No se hizo así y, bajo mi punto de vista, los jugadores que ayer dispuso Juan Ignacio sobre el césped del Helmántico, jugaron condicionados por dos factores: primero el ya comentado, de que pasase lo que pasase, aún tardarían cinco días en volver a casa con sus familias; el segundo, el de saberse definitivamente suplentes. Y es que ser titular ayer suponía la confirmación de que se es suplente el resto del año. Y esto, según la persona, puede ser un estímulo (que seguramente es lo que se pretendía) o todo lo contrario. Si se pierde, como ha sido el caso, recuperar anímicamente a estos jugadores a los que, indirectamente, les has mandado el mensaje de que ocupan un rol secundario en el equipo, es aún más complicado.
Alguien dirá que la fórmula dió resultado en el partido contra el Elche. Sí, pero después del partido no esperaban cinco días de concentración. Además, cabe recordar que a 10 minutos del final íbamos 0-2 y, lo más importante, contábamos con el aliento del graderío que al fin y a la postre, reconocido por el propio JIM, fue quien certificó el pase a la siguiente ronda. Anoche, en el frío Helmántico, cualquier parecido con aquel partido era mera coincidencia.
Sólo cabe esperar que el domingo frente al Cádiz los teóricamente titulares, tras cinco días de viajes y hoteles, estén al cien por cien y jueguen como saben hacerlo. Eso con independencia de cuál sea el resultado. De las derrotas también se pueden extraer conclusiones y de la del pasado miércoles se puede sacar más de una.
No se hizo así y, bajo mi punto de vista, los jugadores que ayer dispuso Juan Ignacio sobre el césped del Helmántico, jugaron condicionados por dos factores: primero el ya comentado, de que pasase lo que pasase, aún tardarían cinco días en volver a casa con sus familias; el segundo, el de saberse definitivamente suplentes. Y es que ser titular ayer suponía la confirmación de que se es suplente el resto del año. Y esto, según la persona, puede ser un estímulo (que seguramente es lo que se pretendía) o todo lo contrario. Si se pierde, como ha sido el caso, recuperar anímicamente a estos jugadores a los que, indirectamente, les has mandado el mensaje de que ocupan un rol secundario en el equipo, es aún más complicado.
Alguien dirá que la fórmula dió resultado en el partido contra el Elche. Sí, pero después del partido no esperaban cinco días de concentración. Además, cabe recordar que a 10 minutos del final íbamos 0-2 y, lo más importante, contábamos con el aliento del graderío que al fin y a la postre, reconocido por el propio JIM, fue quien certificó el pase a la siguiente ronda. Anoche, en el frío Helmántico, cualquier parecido con aquel partido era mera coincidencia.
Sólo cabe esperar que el domingo frente al Cádiz los teóricamente titulares, tras cinco días de viajes y hoteles, estén al cien por cien y jueguen como saben hacerlo. Eso con independencia de cuál sea el resultado. De las derrotas también se pueden extraer conclusiones y de la del pasado miércoles se puede sacar más de una.