martes, 3 de noviembre de 2009

El desatino de la Federación de Peñas


"No queremos ninguna encerrona y nuestra condición para asistir (a un acto de confraternización con peñas del R. Murcia) ha sido que no nos hagan ninguna foto con camisetas o bufandas del Real Murcia. Los peñistas del Murcia han puesto la misma condición para asistir" "No puede haber un hermanamiento como tal, porque en todos los derbis con ellos hemos tenido problemas. Pero tenemos la obligación de dar ejemplo y lanzar un mensaje de rechazo a la violencia. Ambas aficiones estamos dispuestos a hacernos una foto juntos y pedir que el partido sea una fiesta".


Vaya desde aquí mi más enérgica reprobación a estas declaraciones del Presidente de la Federación de Peñas del FC Cartagena que, si ya serían desafortunadas expresadas a título personal, mucho más cuando se hacen, como es el caso, en calidad de representante de buena parte de la afición de Cartagena.

Hace ya bastante tiempo que aprendí que los hombres no deben dividirse en función de su ideología, raza, religión, o simpatía por unos colores, sino en base a sus valores y su honestidad. Desde mi punto de vista, un cartagenero de bien, con dos dedos de frente tiene muchas más cosas en común con un murciano de bien, con dos dedos de frente, que con determinados cartageneros que se declaran seguidores del Efesé. Por eso me decepciona que la Federación de Peñas del FC Cartagena siga empeñada en trazar líneas divisorias en el lugar equivocado y tenga entre sus prioridades más urgentes gilipolleces tan absurdas como evitar, a toda costa, ser fotografiados demostrando algo de cordialidad con la afición del equipo rival; como si eso fuera motivo de sonrojo y no lo fuera, por ejemplo, su obscena connivencia con el propio FC Cartagena, del que se supone que deberían ser, dicho sea de paso, bastante más independientes.

En fin, pienso que se pierde una oportunidad magnífica de hacer bien las cosas y ofrecer una imagen algo diferente a la habitual de cernícalos retrasados obsesionados con Murcia y los murcianos. Un acto de hermandad y deportividad entre las aficiones de Murcia y Cartagena, a estas alturas de la película, no tendría nada de particular. Es más, sería lo pertinente para cualquiera que entienda que la educación y el respeto deben ir por delante en todo orden de la vida. Lástima que no lo vean así quienes tienen la responsabilidad en este tipo de asuntos y persisten en esa actitud tan enfermiza de revanchismo y eterno complejo.

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SoSuechtig, Burajiru