A lo mejor alguno espera leer hoy en este blog una reflexión acerca de cómo jugó el Cartagena ayer o de si el planteamiento de JIM frente a un meritorio Hércules fue el acertado. También los habrá que esperarían encontrarse un resumen de los resultados que deberían darse en las próximas dos jornadas para que el Cartagena ascendiese. Pero no voy a comentar nada de eso porque, sencillamente, ya hay mil sitios donde se pueden leer crónicas del partido, valoraciones del mismo y cálculos matemáticos para todos los gustos.
Yo hoy, pasada la batalla contra el Hércules, pues no era plan de enredar aún más la cosa durante la semana, quiero hablar de lo avergonzado que me he sentido estos días por el comportamiento que mi club, el FC Cartagena, ha tenido con la afición del Hércules y del coste tan terrible que ese modo de proceder tiene para nuestra imagen. Alguien dirá "¿Y eso es lo más importante que hay que comentar después de lo de ayer?". Pues sí, porque hoy el FC Cartagena es un club un poco más pequeño por culpa de la poca clase y elegancia de alguien (no sé si Paco Gómez) que menosprecia un símbolo y unos colores que mucha gente lucha por engrandecer. Y eso es casi tan grave como dejar de depender de tí mismo para ascender a Primera o para jugar la Champions League, aunque haya gente que no lo entienda.
Cobrar a la afición visitante 10 miserables euros más de lo pactado para ganar, qué se yo, ¿8,000? es algo mezquino, impropio de un club sediento de señorío que, aún a día de hoy, gracias a unos excelentes profesionales, podría ascender a Primera División. Tal vez para la persona que ha tomado esa decisión éso (ocho mil euros) es lo que valga la respetabilidad de mi Efesé. Para mí, y para muchos aficionados creo que vale bastante más. Ni qué decir tiene que, al margen de lo rematadamente mal que se haya podido quedar en todo este asunto, la cosa tiene el agravante de que compromete futuros desplazamientos de los aficionados cartageneros al Rico Pérez donde difícilmente olvidarán la afrenta en cuestión.
Habrá quien, tratando de justificar al club, diga que la subida de precio también la han tenido que soportar muchos cartageneros y que ante un partido como éste, tampoco es la cosa para tanto; que simplemente se ha adaptado el precio de las localidades visitantes al precio más barato en taquilla. Pero si de lo que se trata es de saltarse los acuerdos con otros clubes y adaptar el precio de la zona visitante al que nosotros pongamos en taquilla en ese momento ¿por qué no se le aplicó a la afición del Levante el 2x1 del que sí disfrutaron el resto aficionados que adquirieron su localidad en el anillo inferior?
Lo dicho. Una pena que la directiva del Cartagena haya decidido empañar un derby en el que ambas aficiones tuvieron un comportamiento exquisito. Es un detalle de escasa elegancia del estilo del abonicidio, cuando, poco más o menos, se vino a decir a la gente que quería abonarse al Efesé en la segunda vuelta "que se lo hubieran pensado antes" después de haber anunciado todo lo contrario. Difícil lo tenemos para crecer como entidad si el Cartagena persiste en este tipo de actitudes y los aficionados seguimos consintiéndolas sin, al menos, censurarlas.
Yo hoy, pasada la batalla contra el Hércules, pues no era plan de enredar aún más la cosa durante la semana, quiero hablar de lo avergonzado que me he sentido estos días por el comportamiento que mi club, el FC Cartagena, ha tenido con la afición del Hércules y del coste tan terrible que ese modo de proceder tiene para nuestra imagen. Alguien dirá "¿Y eso es lo más importante que hay que comentar después de lo de ayer?". Pues sí, porque hoy el FC Cartagena es un club un poco más pequeño por culpa de la poca clase y elegancia de alguien (no sé si Paco Gómez) que menosprecia un símbolo y unos colores que mucha gente lucha por engrandecer. Y eso es casi tan grave como dejar de depender de tí mismo para ascender a Primera o para jugar la Champions League, aunque haya gente que no lo entienda.
Cobrar a la afición visitante 10 miserables euros más de lo pactado para ganar, qué se yo, ¿8,000? es algo mezquino, impropio de un club sediento de señorío que, aún a día de hoy, gracias a unos excelentes profesionales, podría ascender a Primera División. Tal vez para la persona que ha tomado esa decisión éso (ocho mil euros) es lo que valga la respetabilidad de mi Efesé. Para mí, y para muchos aficionados creo que vale bastante más. Ni qué decir tiene que, al margen de lo rematadamente mal que se haya podido quedar en todo este asunto, la cosa tiene el agravante de que compromete futuros desplazamientos de los aficionados cartageneros al Rico Pérez donde difícilmente olvidarán la afrenta en cuestión.
Habrá quien, tratando de justificar al club, diga que la subida de precio también la han tenido que soportar muchos cartageneros y que ante un partido como éste, tampoco es la cosa para tanto; que simplemente se ha adaptado el precio de las localidades visitantes al precio más barato en taquilla. Pero si de lo que se trata es de saltarse los acuerdos con otros clubes y adaptar el precio de la zona visitante al que nosotros pongamos en taquilla en ese momento ¿por qué no se le aplicó a la afición del Levante el 2x1 del que sí disfrutaron el resto aficionados que adquirieron su localidad en el anillo inferior?
Lo dicho. Una pena que la directiva del Cartagena haya decidido empañar un derby en el que ambas aficiones tuvieron un comportamiento exquisito. Es un detalle de escasa elegancia del estilo del abonicidio, cuando, poco más o menos, se vino a decir a la gente que quería abonarse al Efesé en la segunda vuelta "que se lo hubieran pensado antes" después de haber anunciado todo lo contrario. Difícil lo tenemos para crecer como entidad si el Cartagena persiste en este tipo de actitudes y los aficionados seguimos consintiéndolas sin, al menos, censurarlas.