La aplicación es gratuita y para poder descargarla desde la Apple Store es necesario tener actualizado el software a la versión 3.1. Según ha informado el club, mañana se presentará en rueda de prensa una aplicación para móviles sobre el FC Cartagena así que lo más probable es que se trate de esta misma.
jueves, 30 de septiembre de 2010
El Efesé en tu itouch, ipad o iphone
La aplicación es gratuita y para poder descargarla desde la Apple Store es necesario tener actualizado el software a la versión 3.1. Según ha informado el club, mañana se presentará en rueda de prensa una aplicación para móviles sobre el FC Cartagena así que lo más probable es que se trate de esta misma.
lunes, 27 de septiembre de 2010
El Efesé en el Fifa 11
Los aficionados del Cartagena, amantes de los videojuegos pueden estar de enhorabuena. El Efesé aparece retratado en todo su esplendor en la nueva entrega de EA. Al contrario que el año pasado, donde el retraso a la hora de encontrar sponsor nos jugó a todos una mala pasada, este año sí aparece la publicidad de Teatro Romano en las camisetas diseñadas por Kelme. También lo hará la publicidad de Bodegas FG a la espalda. La equipación suplente, por su parte, será la rojo carmesí.
Además, los stats de la plantilla han sido actualizados, de manera que el Cartagena es uno de los equipos con mayor puntuación de toda la Liga Adelante, al mismo nivel, por ejemplo, que el Betis o el Valladolid. La buena campaña que los de Juan Ignacio cuajaron el año pasado no ha pasado desapercibida por los ingenieros de EA Sports.
En la plantilla podemos encontrar todos los nuevos fichajes, incluido el último en llegar -Casilla- y varios canteranos como Bidari, Arturo o Toto. Algunos alcanzan un grado de parecido realmente sorprendente cuando los ves correr por el campo. Sus gestos y aspecto físico están muy conseguidos.
Aunque los derechos económicos los gestiona la LFP, los beneficios que se obtienen de este tipo juegos, a nivel de imagen y publicidad no son desdeñables.
domingo, 19 de septiembre de 2010
JIM y la libertad de prensa
El otro día tuve la oportunidad de leer la entrevista que Francis Moya le hizo al entrenador del Cartagena, Juan Ignacio Martínez en la redacción del periódico La Verdad. En un momento determinado de la misma, cuando se abordó lo acontecido en el final de la temporada pasada, JIM se revolvió contra el periodista y le acusó, junto a otros compañeros de profesión, de haber buscado la carnaza y haber hecho campaña por su cese en aquellas fechas. En tono desafiante, retó en varias ocasiones a su entrevistador a publicar íntegramente sus palabras y cuando consideró oportuno, se levantó de la silla y se marchó de mala manera.
Sin embargo, como soy hombre que desconfía de las primeras impresiones, mucho más si me dan la razón, decidí releerme la entrevista, prestándole algo más de atención, no fuera a ser que yo, fan declarado de JIM, estuviera pecando de parcialidad o realizando un análisis demasiado interesado. Fue así como comencé a encontrar algunas frases que me chirriaban bastante. Por ejemplo, ¿cómo puede decir JIM que no tenía detractores que cuestionaban su trabajo y que todo fue invención de la prensa? ¿Acaso yo no estaba en la grada y oía a los que lo ponían a parir? ¿Cómo que el presidente no ha dicho nunca que los jugadores se vendieron? ¿Es que no fue todo el mundo testigo de sus palabras? En definitiva...¿es que todos somos gilipollas?
Fue entonces cuando comenzó a instalarse en mi cabeza la idea de que, tal vez, Juan Ignacio no estaba siendo del todo ecuánime y había sacado las cosas de quicio. Al fin y al cabo, que un periódico publique una encuesta consultando a sus lectores acerca de la idoneidad de un entrenador para el banquillo de un equipo tampoco es tan raro, ni tan grave. ¿Cuántas no le publicaron, por ejemplo, a Pellegrini en el Marca el año pasado, cuando era entrenador del Real Madrid? ¿Qué hubiéramos dicho de él si hubiera montado en cólera y hubiera acusado a los redactores de Marca de hacer campaña en su contra? Pues probablemente que no está a la altura del club que representa y que si no sabe aceptar la crítica, debería dedicarse a otra cosa o quedarse en su casa. ¿Habría de ser diferente en el caso del Cartagena?
A estas alturas, por supuesto, ya estaba arrepentido de mi primera impresión y había llegado a la conclusión de que Juan Ignacio no había estado afortunado. Es más, mi grado de indignación con su comportamiento era tal que decidí prestarle más atención (todavía) a algunos detalles de la entrevista y reparé, por ejemplo, en ese momento en el que JIM le dice al periodista “Yo estaba en mi casa y me llamaron compañeros tuyos para decirme que tu periódico me estaba montando una encuesta de “Juan Ignacio sí o no” antes de un partido”
¿Compañeros? ¿Qué compañeros? Porque claro, más que compañeros, y tal y como está relatado, a mí me da la sensación de que eran chivatos de tres al cuarto interesados en azuzar e instigar a JIM, quién sabe si con la esperanza de ganarse un trato preferencial suyo en el futuro, en detrimento, precisamente, de quien publicó la encuesta de marras. Supongo, eso sí, que serán los mismos compañeros que durante la semana pasada guardaron ignominioso silencio sobre este asunto allí donde un periodista de verdad, digo yo, que hubiera publicado algo recordándole al entrenador del Cartagena el significado de la libertad de prensa.
Pero volviendo a la cuestión fundamental, lo que ha quedado meridianamente claro es que en el Cartagena, y en su entorno, siguen acontenciendo cosas más propias de una película de Berlanga que de un club profesional, con una prensa profesional. Y en la medida en la que continuemos por este camino, difícil será que alcancemos la autoridad moral necesaria para reclamarles eso, profesionalidad, a unos jugadores que ven cada día lo que se cuece a su alrededor. JIM, tal vez sin proponérselo, ya les ha enseñado a los jugadores cómo deben reaccionar ante la crítica en el futuro.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
El Héroe de Alcoy
Su evolución fue meteórica, al punto de que en sus primeros partidos con la camiseta del Efesé, y a pesar de lo evidente de su talento, parecía cualquier cosa menos un futbolista. Le faltaba colocación, no interpretaba bien los partidos, no dosificaba el esfuerzo… Tres años puliéndose bajo el duro sol de nuestra capital marítima (y la mano de los muchos entrenadores que, durante aquella época tuvo el Efesé) bastaron, sin embargo, para que “sincu” madurara, se ganara la confianza de sus entrenadores y el corazón de toda una afición. Y así, en el último suspiro de albinegro, de sus botas salió el balón que habría de conducirnos a la tierra prometida de la LFP. Justo a tiempo.
Su salida del FC Cartagena fue, no obstante, controvertida. El hecho de que hubiera firmado por otro equipo, unido a un quítame allá esos euros, dibujaron, a través de los medios, y la información que filtró el club, una cara algo siniestra de un personaje para el que, tan sólo días antes, se pedía la canonización. Así es el fútbol. La afición enseguida tomó posiciones y se dividió entre los que acusaban a Carmona de deslealtad y los que considerábamos (yo entre ellos) que estaba en su derecho, una vez cumplido su contrato, de exigir lo mismo a la otra parte (el FC Cartagena) y jugar donde le viniera en gana al año siguiente.
Dicha división en torno a la figura del mallorquín se exhibió el año pasado cuando Carmona visitó el estadio con el Recreativo de Huelva para enfrentarse al Efesé. En aquel partido, que ganamos con un pírrico 1-0, conseguido de penalti dudoso sobre Víctor, Carmona fue aplaudido y silbado a partes iguales cada vez que tocaba el balón y, si he de ser del todo sincero, diría que se oían más los reproches que los agradecimientos. La situación se me antojó tan desagradable e injusta que me pregunté, para mis adentros, qué clase de aficionado del Cartagena podía cometer la tropelía de denostar a aquél chaval cuyo único pecado había sido llevarnos a Segunda y querer que se cumpliera su contrato.
La respuesta a dicha pregunta la obtuve meses después, precisamente en el partido de vuelta entre Recreativo y Cartagena disputado en tierras onubenses. Al Nuevo Colombino de Huelva acudieron tres autobuses de aficionados blanquinegros y varios coches particulares con el propósito de darle el último empujón a un Cartagena que había perdido ya buena parte de sus posibilidades de ascenso. En total seríamos unos doscientos cartageneros y, personalmente, he de decir que ya he perdonado a mi amigo Toni por embarcarme en semejante aventura, a pesar de la derrota y las horas de viaje.
En efecto, el Cartagena perdió, pero una de las cosas que más me llamó la atención fue el cariño y el agradecimiento con el que aquellos doscientos aficionados desplazados a Huelva trataron a Carmona en todo momento. Al contrario que en el partido de la primera vuelta, allí no había división posible entre los aficionados cartageneros. Desde su llegada al estadio (la de Carmona) en vehículo particular todo eran aplausos y gritos de ánimo que no hicieron sino multiplicarse cuando saltó al césped a calentar con el resto de sus compañeros. Como sería la cosa que el bueno de Carmona se vio obligado a saludar a la hinchada visitante ante la atónita mirada de los aficionados del Recreativo, que no se lo tuvieron en cuenta, probablemente, por estar ya pensando en la próxima temporada.
La paradoja era evidente; si entre los doscientos desplazados a Huelva, que no deberían ser más que una muestra aleatoria de los que cada domingo vamos al Cartagonova, y reproducir, por tanto, sus mismos comportamientos sólo que a una escala algo más pequeña, no había ninguno que le guardara rencor a Carmona por la forma en la que salió del club...¿Quiénes eran entonces los que silbaron a Carmona en el partido de ida, tachándole de pesetero y felón?
Yo únicamente pude llegar a una conclusión. Y es que, evidentemente, aquella muestra de doscientos aficionados estaba claramente sesgada y no era representativa de toda la afición del Cartagena en su conjunto. Al contrario, en la medida en la que consideremos que los aficionados dispuestos a viajar con el equipo en circunstancias tan adversas, y darle su apoyo a pesar de la derrota, son los más incondicionales y los que, seguramente, más quieran al Efesé, está claro que aquella muestra tendía a sobre-representar al buen aficionado antes que al malo, o más ocasional.
Así que la cuestión estaba clara, si los mejores aficionados, los más incondicionales, los que estaban dispuestos a meterse 16 horas de autobus entre pecho y espalda por apoyar al equipo y actuar en representación de lo más granado y mejor de la afición del Cartagena, no le guardaban rencor a Carmona sino, más bien, todo lo contrario... ¿quiénes eran los que sí se lo guardaban? ¿Quiénes le insultaron en el partido de ida en casa?
¿Quiénes volverán a hacerlo este próximo sábado cuando salte al campo con la camiseta del Barcelona Atlético?